viernes, 22 de febrero de 2008

Dilema...luz encendidao apagada

No puedes negar que algunas (o muchas) veces has pasado por este dilema: “con la luz encendida o con la luz apagada“. Algo que a simple vista parece un asunto menor, no lo es si consideramos el trasfondo psicológico que encierra.

La ambientación del espacio donde se han de mantener relaciones sexuales es tanto o más importante para una total satisfacción que cualquiera de los otros factores que determinan una conducta sexual sana y consentida.

Por lo general las mujeres prefieren la luz apagada y esto puede deberse a dos situaciones concretas: algún tipo de disconformismo con el propio cuerpo (gorditas, estrías, senos caídos) en relación con la presión que se ejerce socialmente desde los medios de comunicación con la difusión de estereotipos de belleza física poco “normales”; y en algún punto puede motivarlo también cierto pudor frente a la desnudez propia o ajena.

Otro aspecto a considerar por el cual las mujeres prefieren el sexo en penumbras, puede deberse a la frondosa y constante construcción de fantasías durante el acto sexual y que por supuesto es más fácil de “imaginar” con poca luz.

En el caso de los hombres, recordemos que uno de los más importantes estímulos sexuales para una erección satisfactoria viene dado básicamente por la vista. Mirar y ser mirado es algo que excita a los hombres que poseen una buena carga de autoestima y deja en claro quien “conduce” la acción.

En materia de lograr el equilibrio, siempre será bueno conversarlo con tu pareja y ojalá ambos tengan la misma preferencia. En caso de no ser así, pues deberán encontrar ese punto en el que ambos están conformes. Podrían reemplazar lámparas por velas por ejemplo, cuya luz es más tenue y da al mismo tiempo, una notable sensación de calidez e intimidad.

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